Julius es un niño solitario que contempla el mundo con infinita inocencia y ternura. Mientras deambula por los salones de su gran casa o acompaña a sus parientes o alterna con la servidumbre, su mirada va registrando hechos en apariencia minúsculos pero que al sumarse terminan por trazar no solo el retrato del protagonista, sino, como un inmenso fresco, el de una clase social y de toda una época.
La aparición de Un mundo para Julius, en 1970, consagró tempranamente a Alfredo Bryce Echenique como uno de los grandes escritores de nuestro idioma. La belleza y fluidez de su prosa, la sencillez magistral de la trama y el diseño tan humano de sus personajes fueron algunos de los elementos que contribuyeron a que, en muy poco tiempo, esta novela fuera considerada un clásico moderno de la literatura latinoamericano.